(Basado en la sesión “Planificación Estratégica, Toma de Decisiones y Gestión del Riesgo” con Alberto Munárriz — Board Academy)
En la nueva economía, l@s consejer@s dejamos de ser observadores para convertirnos en arquitect@s del cambio.
El ritmo acelerado del entorno, la disrupción tecnológica y los nuevos valores sociales nos exigen evolucionar: pensar distinto, actuar con propósito y conectar saberes que antes parecían aislados.
Vivimos un tiempo TESARAC, donde el pasado no funciona, el presente no está definido y el futuro aún no está consolidado.
Como en el concepto maya del katún, atravesamos una transición de ciclo: un momento en que lo viejo se disuelve y lo nuevo apenas comienza a tomar forma.
En este contexto, el papel del consejer@ es más necesario que nunca.
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### La nueva economía: el futuro es ahora
Los fundamentos que definen esta nueva era empresarial son claros:
1. Circular: maximiza los recursos y reduce los residuos.
2. Digital: reinventa procesos y modelos de negocio mediante la tecnología.
3. Sustentable: integra criterios ambientales y sociales en la creación de valor.
4. Colaborativa: impulsa ecosistemas basados en confianza y eficiencia.
A esto se suman sus características esenciales: hiperconectividad, digitalización, velocidad, disrupción e innovación continua como norma.
El futuro no es una promesa: ya está ocurriendo.
Las empresas que prosperan hoy entienden que el valor ya no reside en la propiedad, sino en el uso y acceso.
Modelos de suscripción o servicitación sustituyen la posesión por la experiencia.
La sostenibilidad y los criterios ESG —ambientales, sociales y de gobernanza— dejan de ser un requisito para convertirse en ejes estratégicos.
Y, por si fuera poco, el 60% de la fuerza laboral en 2030 pertenecerá a la Generación Z, una generación que demanda flexibilidad, propósito y coherencia.
> En este nuevo entorno, la planificación estratégica ya no puede entenderse como un documento estático, sino como un proceso vivo que conecta la realidad cambiante con el propósito organizacional.
> Aquí es donde el rol del consejer@ cobra sentido: su tarea es garantizar que la estrategia no se limite a reaccionar ante el mercado, sino que anticipe y construya futuro.
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### Una nueva mentalidad para un nuevo tiempo
Ser consejer@ en esta nueva era implica anticipar, conectar y escalar con coherencia.
Significa acompañar a las organizaciones no solo desde el conocimiento técnico, sino desde la sensibilidad humana, la ética y la visión regenerativa.
Porque, como bien dijo Abraham Lincoln:
“La mejor manera de predecir el futuro es crearlo.”
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### El modelo de planificación estratégica: una brújula para el consejer@
En la nueva economía, la planificación estratégica deja de ser una tarea técnica para convertirse en una herramienta de visión y coherencia.
Su valor no está solo en el método, sino en la capacidad del consejer@ para traducirlo en decisiones que garanticen continuidad, propósito y adaptación.
El consejer@ no ejecuta los planes, pero sí asegura que estén alineados con el rumbo y el propósito de la organización.
Cada una de sus etapas —diagnóstico, formulación, implementación y monitoreo— ofrece una oportunidad para ejercer el pensamiento estratégico y la supervisión responsable.
1. Diagnóstico: el consejer@ valida que la organización conozca su punto de partida, analizando tanto los factores internos como los externos que influyen en su competitividad.
2. Formulación orientada a valor: orienta las decisiones hacia la creación de valor sostenible, asegurando que la estrategia se base en principios éticos y en la lectura correcta del entorno.
3. Implementación: supervisa que los planes acordados se traduzcan en acciones coherentes, sin invadir la gestión operativa, pero exigiendo claridad, responsabilidad y agilidad.
4. Monitoreo: promueve una cultura de aprendizaje continuo, evaluando resultados y fomentando la adaptación antes de que los cambios del entorno se conviertan en crisis.
Así, la planificación estratégica se transforma en una brújula de gobernanza.
El consejer@ no solo acompaña a la dirección, sino que garantiza que cada decisión mantenga el equilibrio entre visión, ejecución y propósito.
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### El rol del consejer@: guardian@ del propósito
El consejer@ no gestiona la operación —esa labor pertenece a la dirección—, sino que vela por la visión a largo plazo, el cumplimiento del propósito y la integridad de las decisiones.
Su responsabilidad es garantizar que aquello que se comunica sea verdadero y ético, asegurando transparencia y coherencia entre la estrategia y los valores.
El consejo representa el legado de los accionistas: traza el rumbo estratégico, mientras la dirección convierte esas decisiones en planes de acción.
Luego, el consejo supervisa, evalúa resultados y se asegura de que el impacto sea el esperado.
En empresas grandes, su influencia tiende a ser más estructural; en compañías pequeñas, más cercana y determinante.
En todos los casos, el principio se mantiene: la dirección ejecuta; el consejo supervisa y orienta.
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### El arte de preguntar
Una de las habilidades más poderosas del consejer@ es saber preguntar.
Preguntar no es desafiar, es invitar a pensar. Las preguntas correctas abren perspectivas, estimulan la reflexión y pueden cambiar el rumbo de una empresa.
En los consejos consultivos, la función no es decidir, sino analizar los asuntos relevantes y orientar a la dirección hacia decisiones más sabias.
Las preguntas adecuadas iluminan áreas ciegas, revelan riesgos y descubren oportunidades invisibles.
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### Desaprender para aprender
L@s consejer@s de la Generación X —hoy entre los 40 y 50 años— enfrentamos un reto profundo: desaprender para poder seguir aprendiendo.
Fuimos formad@s bajo estructuras rígidas y creencias tradicionales, pero el liderazgo actual requiere flexibilidad mental, curiosidad y apertura.
Desaprender no significa borrar la experiencia, sino reinterpretarla para acompañar a las empresas en su evolución.
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### El consejer@ nexialista: conectar para crear valor
El consejer@ nexialista representa una nueva forma de liderazgo.
No es un perfil generalista —que piensa en todo— ni un especialista —que domina solo una parte—.
El nexialista ocupa un punto intermedio y superior: piensa en las conexiones.
Su mente es más limpia y menos condicionada, lo que le permite relacionar conocimientos, integrar perspectivas y crear nexos entre distintas áreas.
Tiene la habilidad de aprovechar el conocimiento de los demás, sabiendo formular las preguntas adecuadas y acudir a quien puede ofrecer la respuesta precisa.
Desde el enfoque del nexialismo, esta mentalidad busca integrar disciplinas, conectar saberes y traducir experiencias diversas en soluciones concretas a problemas complejos.
Mientras el generalista observa el panorama completo y el especialista profundiza en el detalle, el consejer@ nexialista teje las relaciones que generan coherencia, innovación y valor sostenido.
El liderazgo nexialista no busca controlar el cambio, sino co-crear el futuro con propósito.
Esa capacidad de vincular lo técnico con lo humano, lo estratégico con lo operativo y lo racional con lo emocional convierte al consejer@ nexialista en un puente esencial dentro del consejo: alguien que no impone respuestas, sino que construye sentido compartido en entornos de cambio constante.
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### Cierre
En la nueva economía, ser consejer@ no se trata solo de planear, sino de crear futuro con conciencia.
Somos la generación que debe tender puentes entre la experiencia y la innovación, entre la estrategia y la humanidad.
El verdadero liderazgo no impone, inspira.
No controla, conecta.
No predice, co-crea.
Porque el futuro no espera: lo construimos hoy, con propósito, con visión y con coherencia.
💡 Y ese es el legado de l@s consejer@s del futuro.