Durante la sesión de Onboarding del Programa de Formación y Certificación para Consejeros (PFCC) de @Board Academy Mx, hubo un concepto que me marcó profundamente: el NEXIALISMO.
@Marcelo Ribas lo presentó como “el arte de conectar mundos”, la capacidad de integrar distintos campos del conocimiento para transformar el caos en soluciones innovadoras. En un entorno donde la especialización extrema a veces fragmenta la visión, el Consejero Nexialista es quien logra unir, comprender los patrones y crear puentes entre disciplinas.
“El modelo de consejero del futuro es un modelo Nexialista.” — @Marcelo Ribas
El Nexialista combina 50% intuición y 50% razonamiento, equilibrando la lógica con la sensibilidad, la estrategia con la empatía. Este equilibrio le permite ver más allá de los datos y conectar ideas aparentemente inconexas para generar soluciones innovadoras y humanas a la vez.
Además, el Nexialismo se sostiene sobre tres premisas fundamentales:
• Curiosidad, para observar el mundo con una mente abierta y explorar sin miedo lo desconocido.
• Humanidad, para poner a las personas al centro de cada decisión y liderear con empatía.
• Proactividad, para pasar de la reflexión a la acción con propósito y coherencia.
En esta nueva etapa, buscamos pasar del caos a la coherencia.
El Nexialismo encarna precisamente esa transición: ver el todo, comprender las conexiones y actuar con sentido.
En esta nueva era, el consejero debe convertirse en un líder ADAPT:
• Adaptativo, para ajustarse rápidamente a los cambios.
• Ágil, para responder con eficiencia y oportunidad.
• Transparente, para inspirar confianza y credibilidad.
• Descentralizado, para distribuir el poder y potenciar la colaboración.
• Con propósito, para que cada acción esté alineada con un valor superior.
Y junto con ello, surge una idea poderosa: tener estética en la ética.
Esto significa liderar con el ejemplo; no solo hacer lo correcto, sino también parecerlo. La coherencia entre lo que se dice, se hace y se proyecta es hoy la forma más sólida de credibilidad empresarial.
Otro punto que me pareció revelador fue comprender que el valor de una marca ya no se mide por los activos tangibles, porque estos son limitados.
Hoy, las empresas se valoran cada vez más por sus activos intangibles, que son ilimitados y reflejan la esencia viva de su cultura y propósito.
Entre ellos están la reputación, la confianza, la cultura organizacional, la marca, las patentes, los datos, el conocimiento y la comunidad que las respalda.
Y en este contexto, surge una advertencia que no puede pasar desapercibida:
“La empresa que no innova, está destinada a desaparecer.”
Innovar ya no es una opción, es la única vía para mantenerse vigente en una economía que evoluciona con velocidad, interconectividad y propósito.
Esta nueva economía también redefine la forma en que operan y crecen las empresas, basándose en cuatro puntos estratégicos que determinan su sostenibilidad:
1. El cliente es el rey, pero entendido en un sentido más amplio: nuestros clientes también son nuestros proveedores, aliados e incluso nuestra competencia. Todos forman parte del ecosistema que sostiene el valor.
2. Percepción de valor, porque hoy no gana quien ofrece más, sino quien comunica mejor lo que hace y el impacto que genera.
3. Escalabilidad como supervivencia, ya que crecer no es opcional, sino una condición para mantenerse vigente.
4. Agilidad, como la capacidad de anticiparse, adaptarse y ejecutar con velocidad sin perder visión estratégica.
A partir de ahí, exploramos cómo los entornos VUCA (volátiles, inciertos, complejos y ambiguos) y BANI (frágiles, ansiosos, no lineales e incomprensibles) están dando paso a un nuevo paradigma llamado REGEN, que invita a las organizaciones a regenerar sistemas, relaciones y propósitos.
El paradigma REGEN integra cinco principios esenciales:
• Regenerativo, para renovar lo que nos rodea.
• Emergente, para permitir que las soluciones fluyan naturalmente.
• Generativo, para crear valor más allá del corto plazo.
• Evolutivo, para adaptarse de manera constante.
• Networked, para trabajar desde la colaboración y no desde la competencia.
@Marcelo Ribas nos invitó a entender que ya no estamos en tiempos de cambio, sino en un cambio de tiempo.
En ese contexto, surgió un concepto que complementa perfectamente este pensamiento: el Netweaving.
Más allá del networking, el Netweaving es el arte de tejer redes auténticas, de construir puentes entre personas y organizaciones con el propósito de generar relaciones de beneficio mutuo. No se trata de “conectar para obtener”, sino de conectar para aportar.
Me quedo con una frase que sintetiza el espíritu de esta nueva etapa:
“El futuro no pertenece a los que compiten, sino a los que colaboran.”
Como consejeros empresariales, tenemos la responsabilidad de fomentar ecosistemas donde la confianza, la reputación y la cultura sean los nuevos activos que den valor real a las organizaciones.
En un mundo donde la ambición deja paso al propósito, la pregunta ya no es qué obtenemos del cambio, sino qué legado estamos construyendo a través de él.
💬 ¿Tú cómo estás preparando tu liderazgo para este “cambio de tiempo”?